´Suerte que el toro no cabeceó´
Si hay algo que no va a olvidar en la vida José Ángel Solsona Pastor, 20 años de concejal en El Toro, es el puntazo por asta de toro que sufrió el sábado tras la "desencajoná" de un cerril, el número 5, de la ganadería portuguesa de Palha. La alegría que desprende Solsona una vez "a salvo, tras ser operado de urgencia en Sagunto y con el alta médica en el bolsillo, contrasta con la tensión vivida la semana pasada Era la segunda ocasión en que le pillaba un toro. En Jérica hace 14 años un toro embolado "me astilló tres costillas y me dislocó un hombro. Esta vez, y estando detrás de la barrera, la cosa ha sido diferente pero me he vuelto a salvar".
El momento fue a las siete de la tarde, cuando se decidió desencajonar el toro cerril que la misma noche iba a ser embolado y a poner punto final a un fin de semana taurino. Un morlaco de 600 kilos que, en los apenas cinco minutos que estuvo suelto, causó el terror entre los cientos de espectadores presentes.
"Yo únicamente recuerdo que soltaron al toro y nada más salir golpeó directamente ya en una barrera y luego vino hacia nuestra barrera y yo en vez de apartarme me quedé aguantando porque pensé que chocaría contra la ella y ya está, pero la sorpresa fue que la barrera se soltó. Aquí es cuando recibí la cornada, de forma lateral, y gracias, porque si me llega a clavar los 14 centímetros de profundidad no estaría aquí". Y añade que "a partir de aquí no vi nada más porque me fui a la ambulancia, pero me comentaron que volvió a pegar a la barrera del bar donde dio otro buen golpe".
Entonces un grupo de rodadores intentaron llevarlo a la plaza, lo ensogaron y lo metieron al cajón otra vez donde fue trasladado hasta la ganadería del municipio. Allí permanece el toro hasta que sea sacrificado. Un cerril que la ganadería local compró la res hace ya tres años.
Solsona recuerda el ambiente que había entorno a él tras el impacto del toro. "Fueron momentos horribles de nervios, gritos, tensión y de no saber qué hacer", explica. "El pánico se apoderó de la gente y no me quito de la cabeza el momento en el que me caía encima la barrera y el cuerno me rozaba; me levanté la camiseta y vi que llevaba un agujero". Pero, continúa, "si hay algo que se me ha quedado grabado es el ver a la gente mayor que en ese momento también estaba en la barrera por el suelo tirada y cómo niños y familias enteras corrían a meterse en algún sitio".
Solsona revive la escena y ve "gente gritando y sin saber qué hacer por si el toro venía y golpeaba otra vez". Agradece "tuve suerte de que el toro no cabeceó en ningún momento". Y es que, a pesar de que se encuentra "bien" y la tragedia ha quedado en una herida con "bastantes puntos" que ha de curar a diario, en ese momento, explica entre risas , "lo único que pensé fue que el toro me había fastidiado... Pensé, ahora ¿cómo salgo de aquí? Y ya cuando vi que estaba herido fui a la ambulancia a que me atendiesen".
Si hay algo que no va a olvidar en la vida José Ángel Solsona Pastor, 20 años de concejal en El Toro, es el puntazo por asta de toro que sufrió el sábado tras la "desencajoná" de un cerril, el número 5, de la ganadería portuguesa de Palha. La alegría que desprende Solsona una vez "a salvo, tras ser operado de urgencia en Sagunto y con el alta médica en el bolsillo, contrasta con la tensión vivida la semana pasada Era la segunda ocasión en que le pillaba un toro. En Jérica hace 14 años un toro embolado "me astilló tres costillas y me dislocó un hombro. Esta vez, y estando detrás de la barrera, la cosa ha sido diferente pero me he vuelto a salvar".
El momento fue a las siete de la tarde, cuando se decidió desencajonar el toro cerril que la misma noche iba a ser embolado y a poner punto final a un fin de semana taurino. Un morlaco de 600 kilos que, en los apenas cinco minutos que estuvo suelto, causó el terror entre los cientos de espectadores presentes.
"Yo únicamente recuerdo que soltaron al toro y nada más salir golpeó directamente ya en una barrera y luego vino hacia nuestra barrera y yo en vez de apartarme me quedé aguantando porque pensé que chocaría contra la ella y ya está, pero la sorpresa fue que la barrera se soltó. Aquí es cuando recibí la cornada, de forma lateral, y gracias, porque si me llega a clavar los 14 centímetros de profundidad no estaría aquí". Y añade que "a partir de aquí no vi nada más porque me fui a la ambulancia, pero me comentaron que volvió a pegar a la barrera del bar donde dio otro buen golpe".
Entonces un grupo de rodadores intentaron llevarlo a la plaza, lo ensogaron y lo metieron al cajón otra vez donde fue trasladado hasta la ganadería del municipio. Allí permanece el toro hasta que sea sacrificado. Un cerril que la ganadería local compró la res hace ya tres años.
Solsona recuerda el ambiente que había entorno a él tras el impacto del toro. "Fueron momentos horribles de nervios, gritos, tensión y de no saber qué hacer", explica. "El pánico se apoderó de la gente y no me quito de la cabeza el momento en el que me caía encima la barrera y el cuerno me rozaba; me levanté la camiseta y vi que llevaba un agujero". Pero, continúa, "si hay algo que se me ha quedado grabado es el ver a la gente mayor que en ese momento también estaba en la barrera por el suelo tirada y cómo niños y familias enteras corrían a meterse en algún sitio".
Solsona revive la escena y ve "gente gritando y sin saber qué hacer por si el toro venía y golpeaba otra vez". Agradece "tuve suerte de que el toro no cabeceó en ningún momento". Y es que, a pesar de que se encuentra "bien" y la tragedia ha quedado en una herida con "bastantes puntos" que ha de curar a diario, en ese momento, explica entre risas , "lo único que pensé fue que el toro me había fastidiado... Pensé, ahora ¿cómo salgo de aquí? Y ya cuando vi que estaba herido fui a la ambulancia a que me atendiesen".
Fuente: Levante de Castellón